Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

II Macabeos 14, 18-36

18 Pero con todo, Nicanor, al tener noticia de la bravura de los
hombres de Judas y del valor con que combatían por su patria, temía
resolver la situación por la sangre.

19 Por este motivo envió a Posidonio, Teodoto y Matatías para
concertar la paz.

20 Después de maduro examen de las condiciones, el jefe se las
comunicó a las tropas y, ante el parecer unánime, aceptaron el tratado.

21 Fijaron la fecha en que se reunirían los jefes en privado. Se
adelantó un vehículo de cada lado y prepararon asientos.

22 Judas dispuso en lugares estratégicos hombres armados,
preparados para el caso de que se produjera alguna repentina traición
de
parte enemiga. Tuvieron la entrevista en buen acuerdo.

23 Nicanor pasó algún tiempo en Jerusalén sin hacer nada inoportuno
y despidió a las turbas que, en masa, se le habían reunido.

24 Siempre tenía a Judas consigo; sentía una cordial inclinación hacia
este hombre.

25 Le aconsejó que se casara y tuviera descendencia. Judas se casó,
vivió con tranquilidad, y disfrutó de la vida.

26 Alcimo, al ver la recíproca comprensión, se hizo con una copia del
acuerdo concluido y se fue donde Demetrio. Le decía que Nicanor tenía
sentimientos contrarios a los intereses del Estado, pues había
designado
como sucesor suyo a Judas, el conspirador contra el reino.

27 Fuera de sí el rey, excitado por las calumnias de aquel maligno,
escribió a Nicanor comunicándole que estaba disgustado con el acuerdo y
ordenándole que inmediatamente mandara encadenado a Macabeo a
Antioquía.

28 Cuando Nicanor recibió la comunicación, quedó consternado, pues
le desagradaba mucho tener que anular lo convenido, sin que hubiera
cometido aquel hombre injusticia alguna.


29 Pero, como no era posible oponerse al rey, aguardaba la
oportunidad de ejecutar la orden con alguna estratagema.

30 Cuando Macabeo, por su parte, notó que Nicanor se portaba más
secamente con él y que le trataba con más frialdad en sus habituales
relaciones, pensó que tal sequedad no procedía de las
mejores
disposiciones. Reunió a muchos de los suyos y procuró ocultarse de
Nicanor.

31 Este otro, al darse cuenta de que aquel hombre le había vencido
con nobleza, se presentó en el más grande y santo Templo en el momento
en que los sacerdotes ofrecían los sacrificios rituales y les exigió
que le
entregaran a aquel hombre.

32 Aseguraron ellos con juramento que no sabían dónde estaba el
hombre que buscaba.

33 Entonces él extendiendo la diestra hacia el santuario, hizo este
juramento: «Si no me entregáis encadenado a Judas, arrasaré este
recinto
sagrado de Dios, destruiré el altar, y aquí mismo levantaré un
espléndido
Templo a Dióniso.»

34 Y, dicho esto, se fue. Los sacerdotes con las manos tendidas al
cielo, invocaban a Aquél que sin cesar había combatido en favor de nuestra
nación, diciendo:

35 «Tú, Señor, que nada necesitas, te has complacido en que el
santuario de tu morada se halle entre nosotros.

36 También ahora, Señor santo de toda santidad, preserva siempre
limpia de profanación esta Casa recién purificada.»